Mi abuela solía guardar pedazos de telas, de formas y colores diversos, que después iba tejiendo con paciencia y dedicación hasta convertirlos en una gran manta con la que nos arropábamos. Las ideas que circulan por el mundo, de tantos seres tan diversos, deberían ayudar a construir la colcha de retazos que proteja la vida futura en nuestro planeta.
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