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viernes, 12 de agosto de 2011

Seguimos contigo Jaime Garzón


By Alguien

En su momento, cuando asesinaron a Jaime Garzón, publiqué en Actualidad Colombiana esta caricatura como rechazo a tanta vileza y en homenaje a su bello intento por hacernos reír a pesar de tanta desazón.
Y bueno, Jaime, ahí seguimos, contigo, tratando de burlar con una sonrisa esa inescrupulosa propuesta de horror y muerte que nos hacen a cada nada.

viernes, 8 de julio de 2011

"Impunidad" ¡No más!



Me parece importante hacer una masiva difusión del documental Impunity, realizado por Hollman Morris y Juan José Lozano. Por eso les dejo aquí un enlace conseguido a través de @DanielSamperO en twitter: http://video.radionetherlands.nl/view/?c=1153355&p=Facebook-embed
y en YouTube, en el canal de Radio Nederland http://www.youtube.com/informarn#p/search/0/TIVE7MxdzTU
Como es obvio, el documental ha tenido grandes dificultades para ser exhibido en Colombia; la maquinaria de lo que llaman de manera eufemística "mano negra" de la ultraderecha, es decir, empresarios, ganaderos, hacendados, militares y políticos que de una u otra forma han tenido que ver con las matanzas de las AUC en Colombia, está en pleno movimiento para impedir su presentación.
En YouTube se consiguen también algunos videos de apoyo al documental:
- http://t.co/A2UruR2
- http://t.co/rbosQDV

martes, 2 de noviembre de 2010

EL RÍO, de Fernando Garavito



Según la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca este texto inédito de Fernando Garavito fue cedido por el autor a Tejido de Comunicación para que lo publicara en la revista "Carpintero", pero nunca se publicó; se conoce ahora que aparece en la red a través del correo electrónico.

Por Fernando Garavito

EL RÍO

Cualquier día el río salió de las manos de Dios. Antes no existían las llanuras ni las montañas, y no había riberas ni vertientes, ni pequeños valles para que las aguas descansaran de su agitado ir y venir, ni precipicios para que cayeran en un abismo sin fondo. Entonces el río comenzó a ir a ciegas y a tropezar una vez y mil veces, a enredarse en sus propias aguas y corrientes y a avanzar por un camino sin retorno. Era la época en que las cosas apenas comenzaban y había terremotos y volcanes y los continentes navegaban por las aguas del mar como barcos abiertos con todas las velas desplegadas.
En medio de ese cataclismo el río llegó a todas las regiones, se cobijó bajo todos los cielos, fue él mismo bajo las aguas del mar y él mismo al subir a las cumbres nevadas a tratar de ser eterno bajo la mirada del sol.
Fue entonces cuando nacieron los hombres que aprendieron a ir hasta sus orillas a cumplir oficios tan sencillos como descansar o jugar a la pelota, o inventarse lenguajes para poder hablar. Junto a él crecieron palabras transparentes como la palabra agua, o términos para soñar, como la palabra vuelo y la palabra camino, y también la palabra muerte que es el vuelo que no termina jamás. Poco a poco los hombres aprendieron a entrar en el río, a atravesarlo, algunos se aventuraron a ir un poco más allá de la primera curva, muchos se hirieron con las piedras del fondo o hundieron los pies en las arenas o sintieron entre las piernas la caricia estremecedora de las anguilas o se dejaron llevar por la corriente hasta los remolinos, donde terminaron por ahogarse asombrados ante la fuerza misteriosa del conocer y el conocerse. Así, el río fue la sed y fue el agua para saciarla, fue el viaje y el hecho de embarcarse, y la nave y el viento para correr entre las velas.
Cierta vez uno de ellos quiso ir hasta el límite. Iba con la mirada que tienen los iluminados, el cayado y la brújula y un zurrón para llevar los alimentos y una honda para cazar y para defenderse del peligro. “Ya volveré”, les dijo a los demás, “cuando sepa qué existe más allá del allá, cuando vea con mis propios ojos qué esconden los meandros, y compruebe cómo las lianas dejan caer su línea dorada desde las copas de los árboles, para que en ellas las mariposas encuentren la forma de ser aéreas en su universo de colores.” Entonces comenzó a pasar el tiempo hasta que todos lo olvidaron. De vez en cuando alguien tenía sobre él una memoria trémula, que no lograba precisar ni el por qué ni el para qué de un viaje, que en el oficio de los términos alguien llamó odisea, palabra que, tal vez, quiera decir viaje en el laberinto.
Pasaron trescientos años, quizás uno más, uno menos, hasta que cierto día un hombre quiso entrar a una casa que no era su casa. En la mirada tenía la visión de las aguas profundas, y su barba estaba poblada de ramas secas y de arbustos, las orejas le habían crecido para oír los sonidos del mundo, y sus palabras decían cosas olvidadas por todos, como catalejo o astrolabio o rosa de los vientos.
“Soy el que fui”, dijo el hombre ante los ojos asombrados de quienes recordaban haber oído hablar de él, como una leyenda, que venía desde el tiempo de los abuelos de los abuelos de sus padres. “No alcancé a llegar hasta el fin del mundo que es el sitio donde termina el río, pero en él conocí el fuego misterioso que abriga el corazón de la mujer, y fue en ese corazón donde me sumergí en un misterio infinito; estuve, también, con los cíclopes y con los unicornios; en la tribu de los reducidores de cabezas me senté al pie del estrado donde escriben los autores de dogmas y de doctrinas, y allí comprobé que sus palabras provocan cambios en el curso del río, que se ve obligado a buscar senderos donde el aire no esté contaminado, y vertientes donde no haya espejismos.” “He acumulado en mí –dijo el hombre– el conocimiento del mundo. Debo escribirlo para que quienes vengan después no pierdan esa memoria. Tal vez me demore doscientos años o más en terminarla, pero en ella estará todo lo que es necesario saber, desde la existencia de Dios, al que llamaré con todos los nombres conocidos, hasta los elementos, y las leyes de la física y de la botánica. Comprobaré que la Tierra es plana y que está en el centro de la creación, que el hombre es a su vez el centro de ese centro, y que su conciencia es la que impulsa lo creado y lo que aún está por crearse; describiré los animales, las categorías de los ángeles, los círculos del infierno; precisaré las leyes naturales y me extenderé sobre el trivium y el quadrivium, diré qué es verdad y, al hacerlo, le pondré fin a los cismas y a los sofismas, cualquiera tendrá sobre su mesa el río que recorrí palmo a palmo, al abrir sus páginas encontrará las selvas y las estrellas y oirá los vientos huracanados y las tempestades que se levantan en el centro del mar.” El hombre selló sus labios y se dedicó a su tarea.
En un comienzo todos veían la lucecita de su habitación encendida hasta la madrugada, pero poco a poco fueron olvidándolo mientras cada cual se dedicaba a sus asuntos, los campesinos a sembrar el trigo y a cosechar el milagro del pan en la cocina, los herreros a forjar las coronas del rey y las herraduras de las bestias, la muerte a distribuir las epidemias y a ahondar en el dolor y la miseria.
Mucho tiempo después (como esta es una historia antigua ya nadie recuerda las fechas ni las anécdotas), un muchacho quiso atravesar el pueblo acortando camino por las habitaciones. Al abrir esa puerta que nadie tocaba desde años inmemoriales, una bocanada de aire fresco lo golpeó de lleno en el rostro y el pecho. Allí estaba el hombre, recostado sobre su mesa, y en el libro que tenía abierto ante sí se alcanzaba a leer la palabra “umbral” escrita con caligrafía minuciosa. El muchacho llamó a los vecinos: “vengan”, “vengan”, gritó a voz en cuello mientras del libro salían las guacamayas de colores que sólo se conocen en los mares del sur, salían Islandia y el Taj Mahal y la Tierra del Fuego, y un conejo vestido de etiqueta consultando su reloj de bolsillo, aparte de un globo aerostático y Louis Pasteur junto a su microscopio, y la Muralla China aplastada por la solemnidad de los emperadores, y el Réquiem escrito para sí mismo por un hombre joven que murió de fiebres reumáticas, y la ballena blanca perseguida por un marino hundido en la demencia…
Después, cuando volvió la calma, cuando cada una de las cosas hubo tomado su rumbo cierto y distinto hacia el sitio que llegarían a ocupar en la memoria de los hombres, surgió del libro una última figura. Era leve y venía envuelta en la armonía de sus movimientos, que salían de su fuerza interior, de su serena mirada profunda. Ella era la brisa que detiene el curso de las tempestades, la encrucijada que señala el mejor de los caminos posibles, en sus brazos nacían los vientos alisios, y su sonrisa era un rayo de sol sobre un magnolio cubierto de rocío. “El conocimiento es infinito”, dijo con una voz tranquila, que se oyó como el agua que fluye en los arroyos de los campos. “Cada uno de nosotros lo seguirá como se sigue la corriente de un río que se bifurca. Todos bajarán hasta su orilla, pero no todos se hundirán en sus aguas, algunos lo remontarán con dificultad, pero los más irán corriente abajo, sin que ninguno encuentre jamás su nacimiento o su desembocadura, algunos avanzarán más que otros, algunos se sentarán en una piedra a contemplar el infinito, otros sufrirán la desazón de quien sabe qué debe hacer pero no sabe cómo hacerlo. Pasarán muchos siglos pero algún día llegará el tiempo en que el hombre encontrará la mejor manera de enfrentar sus desafíos, y habrá algunos que sabrán cómo ayudar a los demás a seguir su camino…”
Cuando su figura comenzó a esfumarse en el aire, aquel que la amó por el sólo hecho de verla, quiso saber quién era, y ella, con una voz que se perdió en el tiempo, alcanzó a contestarle: “Me llamo Priscilla Welton. Fui maestra.”

jueves, 4 de marzo de 2010

Caricaturas por la paz


Rayma
, Venezuela.

Hasta el 15 de marzo, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, estará la exposición "Libertad de opinión" que dejaron los caricaturistas que vinieron al pasado evento sobre paz y libertad de opinión. Pongo aquí una pequeña muestra para los que no vienen a Bogotá y para los perezosos que estando acá no van a los museos.


Zlatkovski, Rusia.

Kichka, Israel

Dary Cagle, EE UU.

Bacteria, Colombia.

Krauze, Gran Bretaña.

(Texto en los globos: –¿Los molesto? –Soy periodista) Kroll, Bélgica.

Boligan, México.

viernes, 26 de febrero de 2010

Sobre la caricatura política


Texto sobre el pasado Foro Internacional de Caricaturistas por la Paz y la Libertad de Opinión en "Aula y asfalto" aquí. Y, a continuación, les dejo una entrevista virtual realizada a Carlosalguien que sirvió como insumo para el artículo sobre el Foro.

Entrevista de Adriana Laiton

1.¿Cuál es la función principal de la caricatura política?
La caricatura política está hecha, como en general el periodismo, para poner a circular ideas, pensamientos, opiniones. Para ello se vale principalmente del dibujo, desde un punto de vista formal, y de técnicas comunicativas vinculadas con el humor, con el hacer reír, aunque en este punto empieza a diversificarse la opinión de expertos, incluidos los propios caricaturistas, pues hay quienes pensamos que no tiene importancia si el lector se ríe o no. ¿Por qué? Porque al tratarse de opinión, es absolutamente personal la manera como un caricaturista quiera hacer ver el tema a su público lector. Una caricatura podría hacerte llorar, reír, enojarte o llevarte a reflexionar más seriamente sobre algún asunto en particular. Es, ni más ni menos, una columna de opinión, salvo que está hecha con dibujos y ahí entraríamos entonces en los vericuetos de la semiótica el sopesar el por qué algunos creen que es más impactante que un escrito. Para mi una caricatura política ideal sería la que proponga ideas novedosas sobre un tema coyuntural o ponga a circular temas importantes que de pronto la "gran prensa" ignore intencionalmente por asuntos comerciales o de vínculos con el poder.

¿Qué tanto contribuye el humor gráfico-político, en la formación de opinión pública?
La caricatura es tan importante como todo el periodismo de opinión en general por lo que atañe con la libertad de expresión en una democracia. Ahora, pensando en lo que dije antes, que la caricatura es más "impactante" y de rápida digestión por parte del lector, mejor aún. Deberían haber muchos más caricaturistas dibujando que columnistas escribiendo si agregamos que, con insistencia, se afirma que la gente ya no lee. Es clarísimo que contribuye con mucho en la formación de la opinión pública pero, espero que con muy poquitico en la conformación del "estado de opinión".

3.¿Cómo volver "algo" chistoso o cómico?
Creo que esta pregunta está resuelta en la primera respuesta, sin embargo agrego: en realidad muchos caricaturistas pensamos que es un mero estereotipo el creer que el objetivo principal de una caricatura es hacer "reír". Ahí estoy de acuerdo con Vladdo, caricaturista de la revista Semana, quien ha dicho en varias oportunidades que nosotros no somos payasos, somos caricaturistas. ¿Acaso los que hacen columnas de opinión escrita nos hacen reír? Otra cosa es que, según la psicología, con humor se puedan decir mejor algunas cosas: tomarías de mejor manera una crítica si te la dicen con humor que si te la dicen a modo de regaño ¿No?. Pero esto sería válido para todos, escribiendo o dibujando. Las cosas no "se vuelven" chistosas, se busca la manera de hacerlas más livianas, por decir algo, despojarlas del peso de la problemática que puedan contener, hacerlas más amables para que la idea principal comunique mejor. Y no existe fórmula mágica para hacerlo, es un asunto de trabajo, experiencia y creatividad. Como todo en el arte de la comunicación.

4.¿Cuál es el panorama actual de la caricatura, en cuanto a los espacios de divulgación de ésta (medios de comunicación)?
Creo que siempre han habido y habrán dificultades y visiones catastróficas sobre este y otros temas, ¿Acaso no están matando desde hace dos décadas al periodismo escrito? y ¿los libros? Los están acabando desde que apareció la televisión en color. Claro, han cambiado muchas cosas pero, precisamente, es la inteligencia, la capacidad de reflexionar, de movernos, lo que hace que sencillamente llevemos nuestro punto de vista, nuestra opinión a dónde sea que se vaya el periodismo: a Internet, la televisión, el celular, el cine, el videoclip, en fin, igual, los cambios no suceden ya ni para todo el mundo de la misma forma. Aunque la paradoja del caricaturista sea la de ser pesimista y escéptico para llevar optimismo al lector, como artista pienso que siempre nos hemos "dado mañas" para hacernos "oír" y entender.

5.¿Cómo combatir con la rapidez de las redes sociales como twiter, frente a los blogs (los cuales hoy están desapareciendo) que funcionan como un medio de distribución de contenidos originales?
A la "rapidez" de las redes "sociales" no hay que combatirla. Eso es un absurdo. Hay que entenderla. Primero porque la rapidez es relativa ¿Recuerdan la famosa ley de la relatividad de Einstein? y segundo, porque aún estamos probando que tan verdaderamente "sociales" son las dichas redes. Tampoco es cierto que los Blogs "están desapareciendo", al contrario, creo que están madurando y se están volviendo más complejos, más profesionales a nivel comunicativo, más especializados. Los de chismes y "diarios personales" quizás, pues sus creadores se han ido a las redes sociales que se han convertido ahora en redes de chismes y disparates que incluso a veces rayan con el delito. Pero da igual: llámese red social, blog, o como quieran, se trata de internet y, si ahí es donde ahora nos comunicamos, pues ahí estaremos. Creo que rapidez suena muy parecido a estupidez y eso se combate con inteligencia, análisis, degustación, calma, paciencia, si es del caso. Por último, la "originalidad" (que está tan escasa por estos días, tal vez debido precisamente a la rapidez), está en el creador del contenido y no en las redes que lo transmiten.

6.¿Se puede sobrevivir de este tipo de trabajo?
Sobrevivir sí, claro. Incluso hasta medio vivir. Pero, vivir bien, como debería ser NO. Y en eso me parece que, de manera pesimista, tengo que decir que vivimos como muchos periodistas, combinando con manejada de taxi, clases en una universidad, corrigiendo libros, etc. Y es que ¿Quién que sea honesto, que no sea traqueto o miembro del gobierno puede vivir decentemente en este país?
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