jueves, 20 de septiembre de 2012

La religión es la cocaína de los pueblos

"Los comunistas han difundido la idea de que la religión es el opio de los pueblos. Es verdad, porque sirve para frenar las tentaciones de los súbditos, y si no existiera la religión, habría el doble de gente en las barricadas, por eso en los días de la Comuna había poca, y se la pudieron cargar sin tardanza. Claro que, tras haber oído hablar a ese médico austriaco de las ventajas de la droga colombiana, yo diría que la religión también es la cocaína de los pueblos, porque la religión empujó y empuja a las guerras, a las matanzas de infieles, y esto vale para cristianos, musulmanes y otros idólatras: y si los negros de África antes se limitaban a matarse entre ellos, los misioneros los han convertido y los han transformado en tropa colonial, de lo más adecuada para morir en primera línea, y para violar a las mujeres blancas cuando entran en una ciudad. Los hombres nunca hacen el mal de forma tan completa y entusiasta como cuando lo hacen por convencimiento religioso."
Esto dice el capitán Simonini -notario falsificador de documentos-, personaje central en la novela de Umberto Eco El cementerio de Praga.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Tristeza en la salsa, adiós a Jairo Varela

 

Aquí en el blog aún suena una selección musical que había hecho hace poco en homenaje al Grupo Niche, pero, por triste paradoja, ahora seguirá sonando como homenaje póstumo a su compositor -y creador del grupo-, Jairo Varela, muerto el día de hoy.
Por todo ese amor que supo darnos en sus canciones y por todo ese sabor que alcanzó a trasmitir a los salseros... ¡Rumba y amor en su tumba!

martes, 24 de julio de 2012

viernes, 13 de julio de 2012

Cómic de Carlos Garzón y Al Willianson

Carlos Garzón es un dibujante colombiano que lleva muchos años metido en el mundo de los cómics en Estados Unidos. Les dejo aquí una corta historia que realizó en conjunto con Al Willianson, publicada en el número 14 de Witching Hour, el comic book de DC.









jueves, 28 de junio de 2012

Pasen, pasen y vean los Humanos

 

Pasen, pasen, a leer Humanos en carlosalguien.wordpress.com
Encontrarán ahí las páginas que se han publicado recientemente y que corresponden a la primera época del cómic publicado en El Espectador.

martes, 12 de junio de 2012

"El que espera", cuento de Ray Bradbury

En abril de 1980 me conseguí una revistica de esas dedicadas al esoterismo, que combinaba sus páginas con literatura de ciencia ficción. Me la compré porque traía como novedad un cuento de Ray Bradbury que, supuestamente, debió estar en la versión original de las Crónicas marcianas y que al final aparece en Las maquinarias de la alegría. Aquí se los dejo, como homenaje a la lírica y profusa obra del escritor de Illinois recientemente fallecido. No tengo idea de quién es la traducción, pues no dan ni un solo dato, pero creo que puede ser de Aurora Bernárdez, si el texto fue extraído de la edición de 1976 de Ediciones Minotauro.
¿Serían estos astronautas quizás soldados en Vietnam, Corea o Afganistán, enfrentados al horrendo pozo de la sempiterna guerra de los gringos contra lo que no comprenden?

EL QUE ESPERA
Vivo en un pozo. Vivo como humo en el pozo. Como vapor en una garganta de piedra. No me muevo. No hago otra cosa que esperar. Arriba veo las estrellas frías y la noche y la mañana, y veo el sol. Y a veces canto antiguas canciones de cuando este mundo era joven. ¿Cómo podría decirles qué soy si ni siquiera yo lo sé? No puedo. Estoy simplemente esperando. Soy niebla y luz de luna y memoria. Soy triste y soy viejo. A veces caigo como lluvia en el pozo. Cuando mi lluvia cae de prisa, se despiertan telas de araña en la superficie del agua. Espero en un silencio frío y un día no esperaré más. Ahora es la mañana. Oigo truenos. Huelo fuego rojo a distancia. Oigo ruidos de metal que se rompe. Espero. Escucho. Voces. Muy lejos.
—¡Muy bien! Una voz. Una voz extraña. Una lengua extraña que no conozco. Ninguna palabra familiar. Escucho. —¡Que salgan los hombres! Algo aplasta las arenas de cristal. —¡Marte! ¡De modo que esto es Marte!—¿Dónde está la bandera?—aquí, señor.—bien, bien.
El sol está en lo alto del cielo azul y los rayos de oro caen en el pozo, y yo estoy suspendido como el polen de una flor, invisible y velado a la luz cálida. —En nombre del gobierno de la tierra, llamo a este territorio el territorio marciano, el que será dividido en partes iguales entre las naciones miembros. ¿Qué dicen? Me vuelvo en el sol, como una rueda, invisible y perezoso, dorado e infatigable. —¿Qué hay ahí? —¡Un pozo! —¡No! —Acérquense. ¡Sí! Un calor se acerca. Tres objetos se inclinan sobre la boca del pozo, y mi frío se eleva hacia los objetos. —¡Magnífico! —¿será buena el agua? —Veremos. —Que alguien traiga un frasco de pruebas y una sonda. —¡Yo iré! El sonido de algo que corre. El retorno. —Aquí están.
Espero.
—Bájenlo. Cuidado. Un vidrio brilla, arriba, y desciende en una línea lenta. Unas ondas rizan el agua cuando el vidrio la toca. La toca y se hunde. Me elevo en el aire tibio hacia la boca del pozo. —Ya. ¿quiere probar el agua, Regent? —pásemela. —Qué pozo hermoso. Miren la construcción. ¿Cuántos años tendrá? —Dios sabe. Cuando ayer descendimos en aquel otro pueblo Smith dijo que no ha habido vida en marte desde hace diez mil años. —Mucho tiempo. —¿Cómo es, Regent, el agua? —Pura como plata. Tome un vaso.
El sonido del agua a la luz tibia del sol. Ahora floto como un polvo, un poco de canela, en el viento suave. —¿Qué pasa, Jones? —No sé. Tengo un terrible dolor de cabeza. De pronto. —¿Ya bebió el agua? —no. No es eso. Estaba inclinado sobre el pozo y de pronto se me partió la cabeza. Me siento mejor ahora.
Ahora sé quien soy. Me llamo Stephen Leonard Jones y tengo veinticinco años y acabo de llegar en un cohete desde un planeta llamado Tierra y estoy aquí con mis buenos amigos Regent y Shaw junto a un viejo pozo del planeta marte. Me miro los dedos dorados, morenos y fuertes. Me miro las piernas largas y el uniforme plateado y miro a mis amigos. —¿Qué pasa, Jones? —dicen. —Nada —digo, mirándolos—. Nada en absoluto.
La comida es buena. Han pasado diez mil años desde mi última comida. Toca la lengua de un modo agradable y el vino calienta el cuerpo. Escucho el sonido de las voces. Pronuncio palabras que no entiendo pero que entiendo de algún modo. Pruebo el aire. —¿Qué ocurre, Jones? inclino esta cabeza mía y mis manos descansan en los utensilios plateados. Siento todo. —¿Qué quiere decir? —dice esta voz, esta nueva cosa mía. —Respira de un modo raro. Tosiendo —dice el otro hombre. Pronuncio exactamente: —quizá me estoy resfriando. —Que lo examine el médico más tarde. Muevo la cabeza de arriba abajo, eso es bueno. Es bueno hacer cosas después de diez mil años. Es bueno respirar el aire y es bueno sentir que el calor del sol entra en elcuerpo más y más, y es bueno sentir la estructura de marfil, el hermoso esqueleto debajo de la carne tibia, y es bueno oír sonidos más claros y más cercanos que las profundidades pétreas de un pozo. Me siento muy bien.
—Vamos, Jones, despierta, tenemos que hacer. —Sí —digo, y me maravillan las palabras: se forman como agua en la lengua y caen con una lenta belleza en el aire. Camino y es bueno caminar. Camino y el suelo está a mucha distancia cuando lo miro desde los ojos y la cabeza. Es como vivir en un hermoso acantilado, sintiéndose feliz allí. Regent está junto al pozo de piedra, mirando hacia abajo. Los otros han vuelto a la nave de plata, murmurando entre ellos. Siento los dedos de la mano y la sonrisa de la boca. —Es profundo —digo. —Sí.—Lo llaman pozo del alma. Regent alza la cabeza y me mira. —¿cómo lo sabe? —¿No lo parece acaso? —Nunca oí hablar de un pozo del alma. —Un sitio donde hay cosas que esperan, cosas que una vez tuvieron carne, y esperan y esperan —digo, tocando el brazo del hombre.
La arena es fuego y la nave es fuego de plata al calor del día, y es bueno sentir el calor. El sonido de mis pies en la arena dura. Escucho el sonido del viento y el sol que quema los valles. Huelo el olor del cohete que hierve en el mediodía. Estoy de pie debajo de la compuerta. —¿Dónde anda Regent? —Dice alguien. —Lo vi junto al pozo —replico. Uno de ellos corre hacia el pozo. Empiezo a temblar. Un temblor débil al principio, muy hondo, pero que sube y aumenta. Y por primera vez la oigo, como si estuviese también escondida en un pozo. Una voz que llama dentro de mí, pequeña y asustada. Y la voz grita: déjame ir, déjame ir, y siento como si algo tratara de librarse, algo que golpea las puertas de un laberinto, que corre descendiendo por oscuros pasillos y sube por pasajes, entre aullidos y ecos. —¡Regent está en el pozo! Los hombres corren, cinco de ellos. Corro también, pero ahora me siento enfermo y los temblores son violentos.
—Tiene que haberse caído. Jones, usted estaba con él. ¿Lo vio? ¿Jones? Vamos, hable, hombre. —¿Qué pasa, Jones? Caigo de rodillas, los temblores son irresistibles. —Está enfermo. Vengan, ayúdenme. —El sol. —No, no el sol —murmuro. Me extienden en el suelo y las sacudidas van y vienen como temblores de tierra y la voz profunda que oculta grita dentro de mí: esto es Jones, esto soy yo, esto no es él, esto no es él, no le crean, déjenme salir ¡déjenme salir! y alzo los ojos hacia las figuras inclinadas y parpadeo. Me tocan las muñecas. —El corazón le late muy rápido. Cierro los ojos. Los gritos cesan; los temblores cesan. Me alzo, como en un pozo fresco, liberado. —Está muerto —dice alguien. —Jones ha muerto. —¿De qué? —Un ataque, parece. —¿Qué clase de ataque —digo, y mi nombre es Sessions y muevo los labios, y soy el capitán de estos hombres. Estoy de pie entre ellos y miro el cuerpo que yace enfriándose en las arenas. Me llevo las dos manos a la cabeza. —¡Capitán! —No es nada —digo, gritando—. Sólo un dolor de cabeza. Pronto estaré bien. Bueno —murmuro—. Ya pasó. —Será mejor que nos apartemos del sol, señor. —Sí —digo, mirando a Jones—.  No debiéramos haber venido. Marte no nos quiere. Llevamos el cuerpo de vuelta al cohete, y una nueva voz está llamando dentro de mí, pidiendo que la dejen salir. Socorro, socorro. Allá abajo en los túneles húmedos del cuerpo. Socorro, socorro, en abismos rojos entre ecos y súplicas.
Los temblores han comenzado mucho antes esta vez. Me cuesta dominarme. —Capitán, será mejor que se salga del sol; no parece sentirse demasiado bien, señor. —Sí —digo—. Socorro —digo. —¿Qué, señor? —No dije nada. —dijo "socorro", señor. —¿Dije eso, Matthews, dije eso? Han dejado el cuerpo a la sombra del cohete y la voz chilla en las profundas catacumbas submarinas de hueso y mareas rojas. Me tiemblan las manos. Tengo la boca reseca. Me cuesta respirar. Pongo los ojos en blanco. Socorro, socorro, oh socorro, no, no, déjenme salir, no, no. —No —digo. —¿Qué señor? —No importa —digo—. Tengo que librarme —digo. Me llevo la mano a la boca. —¿Qué es eso, señor? —Grita Matthews. —¡Adentro, todos ustedes, volvemos a la tierra! —ordeno.
Tengo un arma en la mano. Levanto el arma. —¡No, señor! Una explosión. Unas sombras que corren. Los gritos se desvanecen. Se oye el silbido de algo que cae en el espacio.luego de diez mil años, qué bueno es morir. Qué bueno sentir de pronto el frío, la distensión. Qué bueno ser como una mano dentro de un guante, una mano que se desnuda y crece maravillosamente fría en el calor de la arena. Oh, la quietud y el encanto de la muerte cada vez más oscura. Pero es imposible detenerse aquí. Un estallido, un chasquido. —¡Dios santo, se mató él mismo! —grito, y abro los ojos y allí está el capitán acostado contra el cohete, el cráneo hendido por una bala, los ojos abiertos, la lengua asomando entre los dientes blancos. Le sangra la cabeza. Me inclino y lo toco—. Qué locura —digo—.¿por qué hizo eso? Los hombres están horrorizados. De pie junto a los dos muertos, vuelven la cabeza para mirar las arenas marcianas y el pozo distante donde Regent yace flotando en las aguas profundas. Los labios secos emiten un graznido, un quejido, una protesta infantil contra este sueño de espanto. Los hombres se vuelven hacia mí. Al cabo de un rato, uno de ellos dice: —ahora es usted el capitán, Matthews. —Ya sé —digo lentamente. —Sólo quedamos seis. —¡Dios santo, todo fue tan rápido! —No quiero quedarme aquí, ¡vámonos! Los hombres gritan. Me acerco a ellos y los toco, con una confianza que es casi un canto dentro de mí. —Escuchen —digo, y les toco los codos o los brazos o las manos. Todos callamos ahora. Somos uno. ¡No, no, no, no, no, no! voces interiores que gritan, muy abajo, en prisiones. Nos miramos. Somos Samuel Matthews y Raymond Moses y William Spaulding y Charles Evans y Forrest Cole y John Summers, y no decimos nada y nos miramos las caras blancas y las manos temblorosas. Nos volvemos, como uno solo, y miramos el pozo. —Ahora —decimos. No, no, gritan seis voces, ocultas y sepultadas y guardadas para siempre. Nuestros pies caminan por la arena y es como si una mano enorme de doce dedos se moviera por el fondo caliente del mar.
Nos asomamos hacia el pozo, mirando hacia abajo. En la fresca profundidad seis caras nos devuelven la mirada. Uno a uno nos inclinamos hasta perder el equilibrio, y uno a uno caemos en la boca del pozo a través de la fresca oscuridad hasta las aguas tibias. El sol se pone. Giran las estrellas en el cielo nocturno. Lejos, un destello de luz. Otro cohete que llega, dejando marcas rojas en el espacio.
Vivo en un pozo. Vivo como humo en un pozo. Como vapor en una garganta de piedra. Arriba, veo las estrellas frías de la noche y la mañana, y veo el sol. Y a veces canto antiguas canciones de cuando este mundo era joven. ¿Cómo podría decirles qué soy si ni siquiera yo lo sé? No puedo.
Estoy simplemente esperando.

martes, 5 de junio de 2012

Ambiente medio y Humanos

Sobre el medio ambiente hoy en carlosalguien.wordpress.com
Encontrarán también las más recientes actualizaciones con la publicación del cómic Humanos y, recuerden, todo lo que tiene que ver con mi trabajo en ilustración cómic o caricatura.

lunes, 21 de mayo de 2012

La querella de Carlos Fuentes (1928-2012)

Interrogar sobre la identidad mexicana y -por extensión-, la identidad latinoamericana y su confrontación con la cultura norteamericana, constituye quizás la mayor preocupación intelectual del escritor Carlos Fuentes, recientemente fallecido en México. A continuación reproduzco un pequeño fragmento de un escrito suyo titulado "La querella del nuevo mundo", publicado en el desaparecido Magazín Dominical del diario El Espectador el 19 de mayo de 1985.

"...La frontera de dos mil quinientos kilómetros de largo entre México y los Estados Unidos es algo más que la frontera entre los Estados Unidos y México. Es la frontera entre los Estados Unidos y toda la América Latina, pues la América Latina empieza en la frontera mexicana, y los mexicanos, que en 1847 perdimos la mitad de nuestro territorio (California, Texas, Arizona, Nuevo México, Colorado, Utah, Nevada) lo sabemos muy bien.
Es la única frontera entre el mundo industrializado y el mundo en desarrollo. De allí los contrastes brutales, los conflictos económicos y el movimiento del mercado de trabajo.
Es la frontera entre dos memorias: la memoria del triunfo y la memoria de la pérdida, expresada por la famosa exclamación del dictador mexicano Porfirio Díaz: ¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos!
La vecindad con Norteamérica ha sido un factor determinante del sentido de identidad nacional y cotidianidad cultural de México.
Hacemos muchas cosas no sólo en nombre propio, sino para defender a Nicaragua o a Chile, a Colombia o a Bolivia. La mentalidad jurídica norteamericana obra a partir de antecedentes, no de leyes escritas. Hay que impedir que ciertos precedentes se establezcan y cobren fuerza de ley.
Finalmente, esta es la frontera entre dos culturas: la cultura protestante, capitalista, nórdica, y la cultura del sur, indomediterránea, católica.
Nuestros rostros se miran a lo largo de esta frontera que acaba convirtiéndose en la frontera interior que cada uno posee. Todo latinoamericano tiene una frontera con los Estados Unidos. Y antes que el siglo termine, cada norteamericano descubrirá que tiene una frontera personal con la América Latina.
Esta es una frontera viviente, que puede ser alimentada por la información y sobre todo por el conocimiento, por la comprensión, por la búsqueda de soluciones equitativas. O puede ser devorada por la sospecha, los cuentos de fantasmas, la arrogancia, el desprecio y la violencia." (...).

martes, 15 de mayo de 2012

Homenaje al Grupo Niche

Aquí, al ladito, en Para el corazón gozón, les dejo una pequeña selección musical en homenaje a Jairo Varela y el Grupo Niche en sus primeros treinta añitos. Insignes representantes de nuestra salsa colombiana, para mi -con el perdón de ustedes-, Niche es el mejor grupo de este genero musical en nuestro país ¡No hay Galé que valga!

martes, 1 de mayo de 2012

Desde hoy se publica el cómic Humanos

Ya pueden acceder a http://carlosalguien.wordpress.com para ver el cómic Humanos. Hoy con un pequeño homenaje a los trabajadores y desde la próxima semana vean una tira nueva cada lunes y cada jueves. He empezado por las páginas históricas, es decir, las que se publicaron años atrás y logré rescatar de mis archivos, después encontrarán la nueva etapa, Humanos siglo XXI.

viernes, 27 de abril de 2012

Dos blogs, un solo carlosalguien


Bien, por fin este dilema se resuelve. Ahora sí puedo contarles con claridad lo que pasará de aquí en adelante, el rumbo que tomarán las cosas a partir del mes de mayo próximo. Este blog seguirá siendo una verdadera colcha de retazos, es decir, mantendrá entradas sobre diversos temas, especialmente derechos humanos, medio ambiente, libertad de expresión y cultura, que son por los que más me inclino. Cuando digo "cultura" me refiero a temas relacionados con cómic, ilustración, pintura, cine y literatura, sobre todo. Adicionalmente he creado un nuevo blog en carlosalguien.wordpress.com Allá van a encontrar desde el primero de mayo todo acerca de lo que he hecho y estoy haciendo como dibujante, ilustrador y comiquero. No pondré más entradas con mi propio trabajo acá en Blogspot, ahora todo lo relacionado con éste aparecerá en carlosalguien.wordpress.com
Los cambios arrancan en forma a partir del primero de mayo, cuando empiezo a publicar en Wordpress Humanos, cómic que retomo después de haber sido creado y publicado en El Espectador en 1985; por supuesto, cada que ponga una nueva entrada, aquí aparecerá un enlace para que lo vean allá.
En cuanto a la periodicidad, acá, en Blogspot, habrá como máximo dos entradas al mes. En carlosalguien.wordpress.com pondré al menos dos entradas a la semana por ahora, pues la idea es que en el futuro puedan encontrar algo que ver ahí todo los días.
En fin, resumiendo: en esta Colcha de retazos: carreta, dimes y diretes, fusiladas y pirateadas varias; en carlosalguien.wordpress.com caricaturas, mamarrachos, monitos, dibujos, pinturitas, garabatos y así...
Como siempre, sean bienvenidos: aquí sigo, como náufrago, enviando mensajes en estas botellas digitales. Gracias.

jueves, 15 de marzo de 2012

Homenaje a Moebius


"Una vez de vuelta a la normalidad, Moebius se levanta y desaparece unos instantes de la mirada de la posterioridad"... Ni más ni menos, así como el mismísimo Jean Giraud lo escribiera en su autobiográfica obra Inside Moebius. Y ahora, desaparece de este mundo -qué digo mundo, más bien universo- para saltar al planeta del infinito recuerdo, a la fantástica dimensión de nuestra memoria coloreada con su inquietante manera de narrar. Adiós Moebius... pero, un momento ¿sí eres tu el que parte? ¿No serás más bien tú el que se queda y nosotros los que hemos sido lanzados, catapultados al insondable abismo de la orfandad? Quédate en paz amigo, que sin duda nos reencontraremos en la dimensión del recuerdo. Nos espera un largo mañana.

Homenaje a Moebius en Slumberland.



lunes, 5 de marzo de 2012

Esta entrada, DENUNCIA: engañifas por la radio, se sigue moviendo a pesar del tiempo. Léanla de nuevo y observen en los comentarios que hay más personas denunciando haber sido timadas por estos señores de "MASTERLINE WHIRPOOL".

martes, 24 de enero de 2012

Si lo ves que viene ¡palo al tiburón!

Bueno, sí, hace mucho que por aquí no digo ni comparto nada.
Sucede que estamos en "reestructuración" mental y digital. Habrá cambios en cuanto a la orientación del contenido y, claro, la forma de este blog aunque en el fondo la filosofía del cuento, mi cuento personal, sin duda continuará. Es más, voy pensando que de aquí saldrán dos blogs: uno específicamente con lo que tiene que ver con mi trabajo y el otro con el de la "opinadera" y "quejadera" usual en mi personalidad, además de la ilustración y difusión sobre los temas que más me desvelan a diario: derechos humanos, libertades, democracia, medio (y miedo) ambiente...
Y estaba en esas, cuando caen como bombas desde aviones "fantasma" las noticias estas sobre las leyes SOPA y PIPA, y el abusivo cierre del portal de alojamiento y descargas Megaupload a sacudirme la cabeza con la pregunta ¿Valdrá la pena el esfuerzo? ¿Si al fin y al cabo acá donde estoy hablando es prestado y -así sea pagando, lo acabamos de ver con Mega- en cualquier momento puedo ser bloqueado o eliminado por el "gran hermano" el "papá" del mundo, el gobierno de los EE.UU?
Pues por ahí quedé, sigo pensando y por aquí voy maquinando aunque aún no tenga repuestas ni certezas.
Siempre que llueve, escampa
dice en su estribillo una canción de Tito Puente con Ismael Miranda, y veo que aunque cada vez llueve más duro, también veo que escampa más rápido, así que...
"...palo pa' que aprenda
Pa' que vean que en el caribe
no se duerme el camarón
Si lo ves que viene
palo al tiburón
Vamo' a darle duro
sin vacilación
En la unión está la fuerza
y nuestra salvación...
Si lo ves que viene
palo al tiburón..."
(Canción de Rubén Blades con Willie Colón)


By Chócolo

Caricatura de
Chócolo en el diario El Espectador. Para mi él es uno de los mejores caricaturistas en este momento en Colombia.
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