viernes, 28 de agosto de 2009

Y Uribe Vélez llegó a la Unasur

Es increíble que habiendo tantas urgencias por atender en Colombia, el presidente se vaya a Bariloche a hacer... nada. Sí, me he pasado escuchando la reunión, que transmiten en directo a petición del mismo Uribe, y no le he oído decir más que sus puntos de vista son inamovibles, que no va a negociar la "soberanía" del país, que lo hecho con los gringos, hecho está, que está firmado y no se deshace. Entonces ¿A qué fue? Esa soberbia y autoritarismo ya se los conocemos aquí ¿fue a difundirlos por allá? Todo eso corre por cuenta de nuestros bolsillos, claro está, como lo que nos está costando en "palacios municipales" y "notarías" la re-reelección. Hasta ahora.
Varios mandatarios han insistido en que permita conocer el documento completo, que -dice- ya firmó en nombre de todos nosotros, pero no ha habido respuesta por parte del presidente colombiano, por lo menos hasta el momento en que publico esta entrada. Se ha hecho el de las gafas, que es lo único transparente que tiene, pues le escuché, también, decir eso: que hablaba en nombre de la transparencia. Y no entiendo, arte de culebrero, cómo se puede "defender la soberanía" trayendo militares de una potencia extranjera.
Bueno, dos cosas van saliendo de esta reunión: primero, que podamos leer el documento completo sobre la presencia de militares estadounidenses en Colombia, es ya algo importantísimo para nosotros, pues somos los primeros involucrados y conocemos sólo chismes mediáticos. Y, segundo, que es cada vez más obvio que el discurso uribista, está out: es absolutamente trasnochado y anacrónico. Desde las entrañas mismas del imperio gringo hasta la Patagonia se están agitando nuevas perspectivas políticas y hay que aprender a moverse en esas aguas. Esto sería positivo si los colombianos se dieran cuenta, entonces, que más uribismo, es someter al país al ostracismo político global y, por ahí, al aislamiento económico y social dentro de nuestra misma cultura latinoamericana.

Libros

Se acabó la feria del libro en Bogotá. Se escuchan quejas: algunas editoriales dicen que se redujeron ventas en más del 25%, que se redujo la llegada del público, se especula que fue por el cambio de fecha o por la crisis económica, en fin. Lo importante es que siga habiendo feria del libro: es bueno que vayan los niños, las niñas y los jóvenes; que los toquen, los miren, los sientan y, si se puede, se lleven uno a su casa. Con eso ya me parece que está muy bien para un evento que empieza a verse, para algunos, como anacrónico en medio de tanta manía digital. Es cierto que los libros en Colombia son muy caros, hay demasiados y absurdos gravámenes en sus procesos de producción nacional o importación que parecen pensados más para espantar que para promover la lectura, sin embargo, un evento ferial atrae a un público, así sea por curiosidad, que, quizá, no vaya nunca a una librería.
Aquí les dejo un par de ideas gráficas que surgieron esta semana en el recinto ferial.

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