viernes, 29 de octubre de 2010

Mascarada para halloween

Para celebrar la tan autóctona fiesta del halloween, propongo este año una mascarada en la que se reunirían algunos saltimbanquis de la política actual con jocosos personajes del recién pasado gobierno, el de la trampa, el engaño y el más refinado arte del birlibirloque; personajes éstos que ocupan hoy día la primera plana de casi todos los medios nacionales, acusados de excesos carnavalescos e indelicadas acciones con quienes criticaron sus pantagruélicos y uribezcos festines en el palacio real de Casa de Nari, porque se hacían con cargo al erario público. Bueno, hay que decir que muchos de ellos ocupan no sólo micrófonos y páginas en medios, también juzgados, embajadas, notarías, ministerios, ternas para fiscal, procuradurías, salas de espera en aeropuertos...

Estas máscaras las mandé hacer en China porque la mano de obra es más barata y porque la seguridad democrática, que aquí impediría su confección, allá no llega; pero cuando estuvieron en la aduana (no tengo amigos en Zona Franca), supe que los impuestos eran tan altos que no podía pagarlos, así que, después de algunos forcejeos con billetes de cincuenta dólares, funcionarios aduaneros por fin dejaron que sacara sólo esta pequeña muestra de mi mercancía.
Aquí les doy ideas, ustedes se las ingenian con el atuendo definitivo.


Con esta mascarita y una camisita rosada, puede hacerse pasar por futuro Premio Nóbel de Economía. El personaje aquí representado se ha hecho famoso por su revolucionaria tesis titulada Repartir los dineros del Estado entre los más ricos, es la mejor manera de favorecer a los pobres. Por su característico cinismo y falta de vergüenza esta llamado a ser el centro de atención, a poner el picante en los festejos del día de las brujas.


Ideal para disfrazarse como presidente de partido político, aunque, para no ir a tropezar en el baile con ministros o funcionarios, a esa nariz se le debería recortar un pelín. Luciría menos Lozano pero respiraría más fresco.


¿Se acuerdan de Pinocho? Esta máscara representa el episodio más lamentable de su historia: cuando el hada padrino lo castiga por mentir, mentir y mentir. Marioneta al fin y al cabo, se presta para incontables y creativos juegos y divertimentos durante la fiesta, pero no debemos olvidar que, en su versión original -la de Collodi, no la de Disney-, el personaje produce más tristeza y desazón que alegrías. Para llevar este disfraz hay que saber actuar muy bien, como si se dijera la verdad todo el tiempo.


Máscara con la que podría usted hacerse pasar como sectario del Opus Dei, o podría confeccionarse el disfraz perfecto de connotado Autor Intelectual y, bien llevada la pantomima, llegaría incluso a ser nominado al Premio Nóbel de Literatura... Barata.


Careta del espanto, ni más ni menos. Muy de moda por estos días al haber sido promovido de Coco a Fantasma, aunque, obviamente, va a seguir asustando; eso si, sólo cuando los intereses de la patria lo requieran. También funcionaría para un disfraz de mercader informático, pues cuentan que el tipo poseía cantidades de laptops y notebooks, cientos de memorias USB, así como decenas de discos duros.


En una fiesta, lo ideal es que nuestros invitados se diviertan impunemente. Si usted es el anfitrión, esta es la máscara que yo le recomiendo llevar ese día de halloween. Vigilará cómodamente que los excesos de sus amigos se lleven a cabo con alegría y los reclamos de los "colaos" se castiguen con la energía y decisión que amerita: no se les dará comida, se les esconderá el traguito, se les sacará de la pista de baile, en fin, se les hará saber por todos los medios que no fueron invitados. Esta máscara está hecha a la medida: impone autoridad.


Aunque les parezca Moreno, en realidad representaría la parte más oscura del amarillo minobras o también conocido como amarillo PDA. Aunque, por lo aparatoso y enredado, el disfraz podría ser la causa de un gran trancón a la hora del pico en el festejo, tiene la ventaja de ser más bien anodino y pasar desapercibido entre la multitud. Disfrazarse de amarillo minobras o amarillo PDA, está también muy de moda en Bogotá.

Que se diviertan y, eso sí, les recomiendo que en el clímax del festejo, prendan el ventilador porque ¡con lo caliente que se pone el baile!

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