Mi abuela solía guardar pedazos de telas, de formas y colores diversos, que después iba tejiendo con paciencia y dedicación hasta convertirlos en una gran manta con la que nos arropábamos. Las ideas que circulan por el mundo, de tantos seres tan diversos, deberían ayudar a construir la colcha de retazos que proteja la vida futura en nuestro planeta.
sábado, 10 de septiembre de 2011
El 11 ese
By Alguien
Son diez años ya. Y hemos venido contándolos uno a uno después del evento terrorista en las torres del World Trade Center en Nueva York, mientras escuchamos a los medios decir y repetir que éste fue el hecho que "cambió al mundo". Y... ¿cambió el mundo? El gobierno de los EE. UU. hizo lo que ya nos acostumbramos a ver en Japón, China, Filipinas, Corea, Irán, Guatemala, Indonesia, Cuba, Vietnam, Camboya, República Dominicana, Chile, El Salvador, Nicaragua, Libia, Panamá, Somalia, Haití, Bosnia, Irak (antes del 9/11), Yugoslavia... uf, me cansé ¡La lista es demasiado larga!
No, me parece que el mundo no cambia. O, bueno, sí: habría que preguntarle a los miles de afganos e iraquíes huérfanos o mutilados quienes el 10 de septiembre de 2001 no tenían ni idea que la espada flamígera vengadora y "justiciera" de occidente, caería sobre sus cabezas. Les cambió el mundo a ellos y, por supuesto, a las víctimas -y sus familias- en las torres gemelas, la mayoría trabajadores que empezaban un día más de su común y corriente vida. ¿Creen ustedes que a George Bush le cambió la vida?
Eso sí, una lección importante para guardar en nuestra memoria y para hacer honor a tanto muerto inocente: el fanatismo religioso en oriente, puede ser tan malvado y cruel, como lo ha sido el de los cruzados ejércitos del cristianismo occidental.
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