miércoles, 16 de septiembre de 2009

Reelección: "agarrando pueblo"

Aumenta el desempleo en todo el país, la violencia arrecia en ciudades como Medellin, Cali, Pereira y Bogotá, la miseria se hace cada vez más evidente con gentes pidiendo limosna o haciendo piruetas en los semáforos y a la entrada de establecimientos comerciales de cualquier ciudad: ya no se ve sólo en las llamadas grandes capitales, ahora se nota en Buga, en Armenia, Pereira, Bucaramanga, Ibagué, Palmira, Neiva, Tuluá, Pasto, Cartagena, Barranquilla, Girardot... Y todos tan felices porque vamos a reelegir la "seguridad democrática". En Colombia hay mucho sonso o Álvaro Uribe Vélez resultó más culebrero de lo que parecía. O las dos cosas. Porque para que haya culebrero se necesita "plaza", es decir, pueblo para agarrar, gente a quien engañar. Mientras están así, atolondrados con la figura del "mesías" que se quiere escriturar de por vida la casa de nari, la idea perversa del reeleccionismo a ultranza se va metiendo en las cabezas como algo inevitable, supuestamente "normal", "lógico", borrando cualquier capacidad de análisis o reflexión sobre lo que puede o debe ser una justa democrática, una competencia con ideas y programas reales para tomarse en serio la administración de un país donde quepamos todos. Los grandes medios con pocas -poquísimas- excepciones entran en la danza manteniendo ocupados a los colombianos con marchas contra Chávez, el "repunte" de la Selección de fútbol, la importancia de que Juanes cante en Cuba, la "dignidad" manifiesta de empresarios que apoyan la belicosidad del presidente con sus vecinos o la "excelente" feria de la "marca" Colombia es pasión (A propósito, éstos nos quieren hacer creer que marca y dignidad son la misma cosa. ¡Guácala!).
Para completar, los partidos políticos sin políticos: todos están corriendo a las carpas del circo-uribismo. Bueno, de aquí si podemos sacar una buena enseñanza. Por fin se hace absolutamente evidente de qué está hecha esta clase política: de oportunismo, avaricia e irresponsabilidad social. Representan todo lo contrario de lo que un ciudadano buscaría para dar su voto. Es claro que esos individuos van en busca de puestos, beneficios en la repartija del erario público y algunos (o ¿muchos?), que saben lo que deben, van en busca de impunidad, creen que bajo las faldas de Uribe podrán esconder por siempre sus fechorías. En fin, esperemos que con esto por los menos algunos de los embobados se pellizquen y digan NO MÁS REELECCIÓN.
En cuanto al culebrero, lo dicen las abuelas desde hace siglos: más rápido cae un mentiroso que un cojo.

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