martes, 4 de agosto de 2009

Poesía de mar en acuarelas.




Vi la película que según los chismes en el hipertexto sería la última que hace Hayao Miyazaki, dibujante japonés y, a mi juicio, un verdadero creador de poesía en dibujos animados. Ponyo en el acantilado se estrenó en Japón en julio del año pasado y, al parecer, batió récord en ventas de boletería. No he visto que haya pasado por nuestras salas de cine, sin embargo, ya se consigue por ahí en DVD. Recomiendo que la vean y la muestren a sus hijos, pues se trata de una historia muy bella, sencilla, contada con una luminosidad y un lirismo gráfico propios del estilo del autor, quien trabaja básicamente con acuarelas. Sí, dibujos a mano, con lápices y acuarelas -178 mil dicen que se hicieron para esta producción-, mientras en occidente andamos embobados con la animación digital. Miyazaki, fundador, con Isao Takahata, de los ya famosos estudios Ghibli, ha ganado varios premios internacionales con sus obras y es reconocido en el mundo como uno de los grandes creadores en la animación a nivel mundial.
Les dejo algunas imágenes y prometo volver con Miyazaki en otra ocasión.
Recuerden que haciendo clic en la imagen, la pueden ver un poco más grande.








Al pueblo nunca le toca

Dejándome llevar por las olas del verbo en internet arribé a un blog publicado por "un hombre sin importancia colectiva, exactamente un individuo": http://la-pasion-inutil.blogspot.com. Buen puerto. Con muy interesantes comentarios y reseñas de libros, revistas y cómics.
Encontré allí un escrito sobre la novela del bogotano Álvaro Salom Becerra (1922-1987), Al pueblo nunca le toca, que me motiva a continuar con el tema propuesto en la anterior entrada de este blog: la característica de inamovilidad y perennidad de la cultura política en Colombia.
Como caricaturista, observador de la cotidianidad de nuestra clase dirigente por más de dos décadas, coincido plenamente con la tesis propuesta por Salom Becerra en esta novela: al "pueblo", que participa siempre en las "justas democráticas" (depositar votos en una urna), en realidad nunca le toca en la repartición de lo que deberían ser los beneficios mínimos de una sociedad tal. Digamos, por ejemplo, dignidad y respeto; igualdad ante la justicia; educación y alimentación decentes para forjarse como individuo pensante; y derecho a una libertad verdadera para actuar y contribuir en la construcción de sociedad.
Este autor, a quien considero un gran caricaturista aunque no dibujara con su pluma, nos describe con la más ácida y mordaz vehemencia la desfachatez y falta de escrúpulos de nuestra clase política que, en los tiempos que corren, no ha tenido el más mínimo asomo de vergüenza para aliarse con los malandrines más cobardes y tenebrosos para hacerse con los jugosos beneficios del poder.
Yo, la verdad, no he encontrado en otro autor bogotano, ni colombiano quizás, tanta concentración de ácido cítrico y malicioso veneno para relatar las ordinarias vidas de sus personajes atrapados en el embeleco "liberal-conservador". Valga la ocasión para recordar y recomendar la lectura de la obra de Álvaro Salom Becerra:
Don Simeón Torrente ha dejado de... deber. Bogotá, Tercer Mundo, 1969
El delfín. Bogotá, Tercer Mundo, 1973
Un tal Bernabé Bernal. Bogotá, Tercer Mundo, 1975
Al pueblo nunca le toca. Bogotá, Tercer Mundo, 1980.
No tengo idea en qué estado se encuentra la edición actual de estas obras, si se consiguen, o, incluso, si hay por ahí, enredadas en la red, versiones digitales para bajar. Valdría la pena investigar un poco y compartir su lectura.

lunes, 27 de julio de 2009

Votos con la crisis humanitaria

Hay situaciones que parecen inmutables en el tiempo y en el espacio; es decir, se asimilan a cualquier geografía o a cualquier momento. Y, como artistas, tenemos a veces la fortuna de encontrar la manera de reflejarlas o resolverlas con esa misma precisión: la de la perennidad. Por eso, en mi trabajo como caricaturista, me ha gustado más la vía del dibujo con personajes anónimos, dando más importancia a la permanencia en el tiempo de la idea o el sentido a transmitir al lector. Traigo a colación el asunto, porque les quiero presentar dibujos y caricaturas que parece que hablaran oportunamente de situaciones de absoluta actualidad en Colombia: la crisis humanitaria y la paz. Temas que se han vuelto monedita de oro para comprar votos. Algunos de estos trabajos son viejísimos, veinticinco años, y sin embargo parecen hechos especialmente para hoy. No se si esto sea chistoso o, más bien, vergonzoso. Porque seguimos igual.

lunes, 20 de julio de 2009

Ya le llaman "Goriletti"

Sí, así le llaman al usurpador del poder por la vía de la violencia en Honduras, Roberto Micheletti. Y no es para menos, este episodio en pleno siglo 21, trae a la memoria de todos los americanos, a los del centro, a los del sur y a los del norte, las tenebrosas épocas vividas por cuenta del gorilaje golpista. A los americanos del centro y del sur, porque lo han sufrido y a los americanos del norte porque lo han promovido y apoyado. Y digo "han" porque soy colombiano y aquí nos han enseñado que "Colombia es el ejemplo de la democracia en América": no hemos tenido dictaduras militares, dicen. Bueno, uno por ahí, que fue como un remedo de dictadura: Rojas Pinilla. Y no hemos necesitado gorilas dictadores porque aquí ha funcionado a la perfección la dictadura civil que políticos trogloditas, en contubernio con las mafias y el bandolerismo más bajo, han sabido imponer con toda clase de manoseos e intervenciones a las libertades y derechos ciudadanos. Y así, además, han logrado hacer dinero y parecer demócratas "civilizados".
Aquí les dejo este trabajo que es también un experimento gráfico-digital, pues me ensayo con el lápiz y la Wacom en directo, sin bosquejos ni borradores escaneados. No lo había intentado antes.


My firsts steps drawing on Wacom's tablet without anything sketch.

miércoles, 15 de julio de 2009

Los humanos en la luna

"Éste es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad". Esta es la famosa frase que dicen que dijo Neil Armstrong, maravillado, atortolado -¡y quien no!-, cuando posó su pie en el suelo lunar en 1969, frase que veremos y escucharemos millones de veces por estos días. Lastimosamente, hoy suena como hueca, como esas frases de cajón que acostumbran tanto los políticos, pues, la verdad, no parece mucho que en estas cuatro últimas décadas la humanidad haya dado un gran salto. Por lo menos positivo. Ya lo ven; por el contrario, pareciera que hemos ido en retroceso: no creo que seamos más liberales o progresistas en cuanto a ideas; tenemos más hambrientos, más enfermos y más desnutridos en el mundo; el agua escacea, los árboles desaparecen a kilómetros por segundo y muchas especies naturales van en vía de extinción. Esta es, me parece, esa humanidad que puede ir a la luna pero que no atina en resolver los urgentes problemas que ella misma ha ido creando con su presencia en la tierra. Si existieran los poéticos selenitas citados en tantas obras literarias ¡válgame lo que pensarían de estos humanos! Claro, sé bien que para muchos allá en su entorno, en su vida íntima y familiar, pensarán -y hasta podrán probarlo- que hemos avanzado bastante en diferentes campos, pero yo insistiría: nosotros, como especie, como humanidad, no parece que hayamos dado un salto positivo desde esa fecha. Ahora ¿No les parece a ustedes que ésta no deja de ser una frase enigmática? ¿De esas que pueden leerse de aquí para allá o viceversa? ¿Que pueden decirse hoy, mañana y pasado mañana? ¿Una de esas frases que podría decir un político cualquiera, después de ganar unas elecciones, en un país cualquiera? Tal vez por esto es que, con el perdón del señor Armstrong, la frasecita no me cuadra: creo que algún político se la puso en el bolsillo para que éste la recitara. Al fin y al cabo, recuerden el contexto: plena guerra fría, competencia por la supremacía ideológica en el planeta... en fin.
Bueno, no hago más de aguafiestas. La frase no me gusta, pero me encanta la idea de la llagada de un ser humano a la luna. No deja de ser un acto poético. La luna, como las estrellas, no sólo han gravitado realmente sobre nuestras cabezas, también sobre nuestra imaginación. Desde tiempos inmemorables nuestro satélite ha ejercido su poder sobre nuestros espíritus, a veces temerosos, a veces románticos y hasta científicos. Por ejemplo. por aquí, en estas tierras que habito, nuestros antepasados la adoraban como a una diosa y la llamaban Chia.
Me encantan la luna y los viajes a ella especialmente en la literatura, en el cine, en la ilustración, en los cómics. Por eso comparto hoy con ustedes estas imágenes, en su orden, del caricaturista e ilustrador inglés William Heath Robinson en el libro The adventures of uncle Lubin, publicado por primera vez en 1902; seguido de algunas páginas del cómic realizado en 1952 por el genial Will Eisner acompañado de Wally Wood y Jules Feiffer; depués, páginas del celebérrimo Tintin del dibujante belga Georges Remi -Hergé-, quien hizo dos albumes sobre el tema absolutamente bien documentados y, hay que decirlo, exquisitamente dibujados; sigue una ilustración de Frank Frazeta, nacido en Nueva York.; y, por último... ¡yo también tengo mi explorador en la luna!
Las imágenes de W. H. Robinson las extraje del excelente blog http://goldenagecomicbookstories.blogspot.com/


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